La Muerte II; el entierro

Hoy me gustaría seguir la historia que empecé hace unos días sobre el novicio que se ahogo en el lago y que muy a mi pesar no pudimos reanimar. 

Como os conté, lo intentamos durante los 30 minutos que se suele realizar, hasta que le pusieron una manta por encima. En ese momento tengo que reconocer que me derrumbe, se me acababa de morir un chaval de 15 años justo en mis brazos, y no había podido salvarlo, después de haberme preparado para ello durante muchos meses en Tailandia cuando realizaba mis cursos de instructor de buceo. Sin duda algo que me he echado en cara varias veces, tengo que reconocerlo. 

En ese momento, tuve la necesidad de caminar, de salir de ese lago y de explotar a llorar. Y aquí empezó todo lo que durante los próximos días ya nada me cuadraría. Primero hay que decir que, en ese momento ningún Tailandés se acerco a decirme nada, ni abrazarme, ni ha agradecerme nada de lo que seguramente en España hubiéramos hecho. Ellos/as en cambio, lo realizaban de una forma mucho más simple, pero a la vez sincera, juntando sus manos y inclinándose cuando pasaba junto a ellos. Sobraban las palabras. 

Aún así, en ese momento yo no necesitaba nada más que llorar y desahogarme, estaba muy triste, nunca había visto a nadie morir, mucho menos en esas condiciones y menos de esa edad.

En ese momento, mis “hermanos monjes” que es como nos llamamos, se hicieron cargo de mí. Esto es algo muy sorprendente, pero te lo repiten hasta la saciedad. Tus hermanos son tu familia, y harán todo lo que necesites por ti. Igual que tú por ellos, es increíble ver cómo se crea desde el minuto uno una fraternidad eterna. Y en ese momento cuando apenas llevaba horas siendo monje, ya me lo demostraron. 

Me llevaron a mi habitación, donde tome una ducha, recuperamos un poco la temperatura corporal ya que estábamos tiritando, y en ese momento el maestro monje, nos reunió a todos. Ahí, pude asistir a una clase magistral de lo que es, ser un líder. Con la templanza que solo una persona que lleva 30 años meditando, con su sabiduría y su carisma, Luang Pu nos felicitó y nos agradeció lo que habíamos hecho. En segundo lugar, nos informó que íbamos a asistir al funeral, ya que hasta apenas unos minutos antes, el plan era volver a nuestro templo, debido a la ceremonia de ordenación ya había finalizado. Y con estas palabras nos lo indico “nuestros hermanos de este templo nos necesitan, así que nos quedaremos unos días más junto a ellos, ayudando en lo que nos necesiten”. 

En el templo habíamos sido muy bien recibido ya que éramos un grupo de gente de todo el mundo, y para un Thai que una persona extranjera se haga budista y monje, es respeto y admiración absoluta. Incluso horas antes a todo este suceso, habíamos dado clases de inglés y habíamos hecho juegos con los chavales y estaban enamorados de nosotros, con lo cual era importante estar ahí.  Y por último, nos informo lo que para ellos es la muerte. Esto fue como una píldora de lo que íbamos a flipar en los siguientes días…

Os pongo en contexto, antes de continuar. El monasterio en el que estábamos es a la vez la mayor escuela budista del país. Cuentan con más de 300 novicios de 9 a 16 años que provienen de tribus y comunidades súper pobres de toda Tailandia, los cuales no tienen ni para comer, con lo cual mucho menos para pagar una educación a sus hijos. Es como un antiguo orfanato de la iglesia que veíamos frecuentemente en España, pero con aires de modernidad absoluta. Los chavales son muy felices y aprenden de todo, os lo digo desde la experiencia educativa que he podido adquirir en mis últimos diez años tratando con escuelas de todo el mundo, tanto, que yo incluso estuve pensando en quedarme allí como profesor. 

Fue entonces cuando empezamos a ver niños por todas partes, moviéndose de un lado a otro, tipo para que os imaginéis una colonia de hormigas, pero en este caso en versión naranja y calvitos. Entonces preguntamos, ¿que están haciendo? Y nos dijeron, mirar veis ese descampando de ahí lleno de hierva, pues van a crear un crematorio ahí. Nunca llegaría a imaginar en ese momento que lo que decía de forma tan simple se iba a convertir en lo que vi en las siguientes horas. 


Así es como quedo después de limpiarlo y poner las maderas que usarían para quemar el cuerpo.

Zona donde se realizaría el crematorio del cuerpo

¿Bueno, pero cuando va a ser el funeral de este chico? Y sonriendo nos miraron y dijeron… mañana empieza ¡

Estuvieron trabajando día y noche, vinieron además no se cuanta gente del pueblo y lo más sorprendente, es que todo el mundo sabía lo que tenia que hacer, sin que nadie, hubiera mandado, ni liderara nada, era todo muy Thai… era todo muy raro. Solidaridad en estado puro. 

Esta actividad no penséis que se hizo de manera triste, que va¡, fue como una actividad “del pueblo”, donde se encontraba la gente, donde los novicios aprovechaban para aprender hacer cosas, como pintar, cortar maderas, hierva, etc. En todo momento en esta vida, se puede aprender y sacar algo positivo, esta es una actitud que tienen ellos siempre por bandera. 

Tengo que decir que una parte del programa educativo de este lugar, es hacer limpiar, mantener y construir las cosas del templo a estos chavales, y el lugar parecía un hotel de 5* todo cuidado y hecho por los novicios (el lugar tenia unos jardines espectaculares, servicio de limpieza, cocinas, etc.) Porque piensan que, si enseñan oficios a los chavales desde bien pequeños y no solo teoría que proviene de libros, estos podrían luego encontrar trabajo de muchas más cosas, ser autosuficientes y contribuir en sus comunidades cuando vuelvan a ellas con un mayor impacto. Pues ahí estaban ellos, a sus diez años con maquinaria que empezaron aparecer de la nada tipo radiales, sierras, o maquinas para cortar madera y que a mi me asustaba solo de verlas, ya no te digo de utilizarlas, y ellos usándolas como si llevarán 20 años haciéndolo. De locos… cómo dicen los jóvenes de hoy en día. 

En apenas unas horas, todo estaba construido, y habían preparado de la absolutamente nada, cortando bambú de los alrededores, un lugar para albergar a unas 1000 personas que vinieron en ese funeral. 

¿Mirar como quedo esto, en cuestión de horas… es para flipar o no?

Aunque no se aprecie en la foto, el escenario, tiene abajo capas y capas de madera ya que más de mil personas iban a andar por esa superficie durante la ceremonia subiendo y bajando. Vamos que era una señora estructura. Además, la montaron y desmontaron como si nada, ya que para la quema del cuerpo solo dejaron el altar blanco el cual construyeron también solo para este evento. 

Este acontecimiento, se convirtió en algo muy sonado en toda la provincia, debido a que era la primera vez, desde que se había abierto el centro hace más de cuarenta años, que un novicio había fallecido. Por ello, asistieron personas de a pie y monjes de todos los rincones y de toda la línea jerárquica, incluso la mayor. Esto hizo que el funeral también fuera totalmente diferente al que yo me esperaba. Por poner un ejemplo, no supe quien era la madre hasta el ultimo día, así que imaginaros…

Y os preguntaréis, como no vas a saber quién era el padre o la madre, si tendría que estar destrozada… pues no (como curiosidad, las mujeres son quienes mandan en las familias Thais…)

La madre textualmente prohibió cualquier lagrima o acto de tristeza para toda su familia con lo cual no sabíamos ni quienes eran, ya que estaban sentados de blanco entre la gente del pueblo.

¿Y esto por qué Alberto? 

Pues eso también me lo pregunte yo… ya que vamos, me imagino a mi madre en mi funeral teniendo yo 15 años y como mínimo estaría destrozada. 

El caso es que los budistas están convencidos de varias cosas que responden a esto: 

Primero que la vida es la que es, te toca vivir lo que te toca vivir en esta vida, y no es ni malo ni bueno, si no estas en este cuerpo pasarás a otro y la vida (de tu alma), continua. Vamos a poner un ejemplo más gráfico, pensemos que el cuerpo es un traje. Este lo usamos durante unos años y cuando se rompe “tu traje” (tu cuerpo), lo cambias por otro, pero tu alma sigue viva. Es decir, que realmente “nunca mueres”, solo cambias de cuerpo físico, solo cambias de traje.

Aún recuerdo cuando me dijeron, “la vida (como la conocemos nosotros) de este chaval tenia que acabar con 15 años, no hay drama, es así y hay alguna razón para ello, solo Buda sabe que tiene preparado para el”. En este tipo conversaciones salieron cosas como, quizá había hecho algo malo en sus vidas anteriores y esto era el Karma, etc. Bueno esta parte, quizá la hablamos un día, cara a cara si te interesa, que expresar esto por escrito siendo un tema tan profundo y peliagudo, es muy difícil de explicar y entender, y puede crear mucha controversia. 

Pero esto esta muy bien, pero si esto se lo explico a mi madre, va a llorar igual, así que aún no me habían dado una razón convincente. Y tal llegó.

El caso es que para que tu alma siga viva, debes de permitir que esa alma transite a otro cuerpo, para ello los familiares y personas cercanas no pueden mostrar tristeza durante, especialmente los primeros siete días desde que la persona haya fallecido, ya que esta alma, sigue digamos en el mundo terrenal, es decir entre nosotros. Con lo cual, si esta alma ve tristeza en sus seres queridos, no se irá a un nuevo cuerpo, y se quedará como en la zona terrenal intentando cuidarles, sin poder seguir su curso natural de reencarnación. 

Una vez pasan siete semanas, es decir unos cuarenta y nueve días máximo, esta alma ya esta transformada o forma parte de un nuevo cuerpo. Luego a los 100 días este proceso ya esta realizado al completo, y es cuando se celebra la ultima de las ceremonias como de despedida final. 

Entremos en la ceremonia…

Hubo dos acontecimientos que me hicieron sentir un amor profundo por estos niños que solo hacían que regalarme sabiduría. 

El primero fue cuando en dos ocasiones, dos niños, vinieron a mí para hablar conmigo. Estos lo hicieron con cara avergonzada y tristeza absoluta. Algo que me sorprendió porque eran los únicos que actuaban así. Luego entendería que eran dos de los cinco niños que estaban en el lago jugando con la persona que había fallecido y se sentían muy culpables. 

Cuando se me acerco el primero, me dijo: 

– “Thank you Luang Pu, my friend wanted to be an Astronaout “(muchas gracias hermano monje, mi amigo quería ser astronauta) Se le veía que se había aprendido esas palabras solo para decírmelas, ya que las repetía como cuando dices algo en el cole que has memorizado. No hablaba absolutamente nada de ingles, (no entendió ni un “como te llamas”), pero se lo había aprendido solo para agradecerme la gesta.

Unas horas más tarde vendría otro de ellos, se plantaría delante mío y con una súper reverencia y mirando al suelo, me dijo “Gracias por intentar salvar a mi amigo”. Dios…Mi alma se me cayo al suelo en esos dos momentos y la lagrimas no se pudieron contener. 

La segunda ocasión, y se me pone la piel de gallina de recordarlo, sería, cuando me dirigía a esta carpa donde estaba el féretro. Yo aún lloraba cada media hora como si de mi hermano o amigo se tratara, (algo que nadie estaba haciendo), estaba destrozado la verdad…y ahí estaban, cientos de personas esperando para entrar en una perfecta fila india. Al vernos llegar a Adam y a mi, todos se abrieron de nuestro camino y a medida que fuimos pasando todos, absolutamente todos, se giraron, se agacharon y se mantuvieron en reverencia durante varios segundos para mostrar el máximo de los respetos y agradecimientos por lo que habíamos intentando hacer en el lago. No os podéis imaginar la sensación de que cientos de personas te hagan una reverencia en cuanto apareces delante de ellos esperando y se queden ahí agachados hasta que te has ido. Como si de un rey de la edad media se tratara. Buff, se me sigue poniendo la piel de gallina de revivir ese momento. Esto lo repetirían desde ese momento hasta que nos fuimos del templo. Creo sin duda que, si aún volviera a ese templo, aun seguirían haciéndolo. 

Son súper agradecidos, pero no tienen porque decirte ni una palabra para demostrártelo. Te recuerdo que, estamos hablando de chavales de entre nueve y dieciséis años y a los que nadie les había dicho de hacer nada de esto, lo hacían porque así lo sentían y les salía del corazón, a todos.

Llegamos al primer día de funeral, y empezaría otro momento muy emotivo, y que me dejaría con el corazón en las manos. Como veis fue un constante sube y baja de emociones…Y es que, al entrar a la sala, el cuerpo estaba encima de un altar, pero solo semi cubierto con una tela y se le veía entre otras, un brazo fuera y una mano en el aire. ¿Yo pensaba, de verdad han dejado la mano así salida, no había una base un poco más grande? Todo tendría una explicación, que descubriría minutos después. Aix… este instinto de juicio mental que tenemos siempre de valorar lo desconocido sin ni siquiera darle una oportunidad…

El caso es que, una vez iniciada la primera ceremonia, uno por uno, los cientos de personas que éramos, por rango, iríamos delante del cuerpo en fila india, (siempre orden, eso que no falte), y con agua bendecida que nos daban, y previa reverencia al cuerpo, la arrojaríamos sobre su mano de forma muy lenta. El agua representa la pureza y la limpieza de energías

Este acto era un momento que te permitía con la persona fallecida, para hacer que el agua simbolizara el perdón que tu dabas por todo lo que pudiera quedar “de mal rollo” entre vosotros, para “let it go” (dejar ir) cualquier mal sentimiento y olvidar todo lo negativo pasado entre esa persona y tu, cualquier cosa…Con el objetivo de darle la liberación que necesita para reencarnarse en otro cuerpo. Es decir, liberar cualquier mal…. 

Esto lo haría cada una de las personas, incluso sus compañeros de nueve años, ¡Qué bonito, qué bonito momento, os lo prometo!

Yo que venia con un sentimiento de culpa horrible de no haberlo podido salvar, pude tener ese momento para pedirle perdón, para dejar ir ese sentimiento, para liberarme y libarle de todo. Quiero esto en todos los funerales de mi vida. Os lo digo por si lo veis, que no os sorprenda, no hay que dejar irse a nadie con ningún rencor, ningún mal sentimiento, perdonar es un acto muy noble que tenemos los humanos, ejércelo. Aún así, que no sea pronto anda… 

Una cosa que pude observar es que las personas importantes en toda esta ceremonia fueron los monjes, en ningún momento la familia, como pasa en los entierros españoles. Sus componentes, no hablaron en ningún momento, solo lo hicieron los monjes de mayor rango, y cómo veis aquí incluso se siguieron en todo momento las normas de vestimentas (blanco), quien se arrodilla a quién, distancias, y todo lo que se suele seguir. 

En esta ceremonia la gente del pueblo estaba sentados en el suelo, y todos los monjes en sillas para representar como un eslabón más elevado. Estos se sientan por orden de antigüedad, con lo cual los novicios son los últimos, y así hasta el que más tiempo es monje. Y aún más elevado el asiento que se ve en esta foto, donde se sienta los maestros monjes. 

Culturilla budista: Esta parte es un poco complicada, ya que hay como tres normas intrínsecas. La primera es la edad de la persona, cuanto tiempo lleva siendo monje y la posición en la jerarquía que ocupa. Por ello, ves como uno le hace la reverencia a otro, aunque uno sea mayor que otro, o se la hacen ambos porque uno es mayor, pero el otro es mas “importante” en la jerarquía. Esto fue complicado de entender, pero todos ellos sabían cuando si y cuando no tenían que hacer la reverencia y a quién.  

Anécdota, respiremos un poco de tanta emoción y vamos a contar algo que me solía pasar mucho. Yo tenia que hacer reverencias a todos claro, por lo joven que era y porque llevaba muy poco siendo monje, con lo cual era fácil no liarla. Menos a dos grupos de personas, que eran los novicios y la gente “corriente”. Yo no podía/debía inclinarme ante ellos, ya que mi rango de monje era superior a estos dos grupos, pero ellos si debieran siempre hacérmela a mí. Pero además de esto, claro, si has estado en Tailandia, sabes que todo el mundo te saluda y te hace reverencias juntando las manos como muestra de respeto, sin más, y siempre se suele contestar con lo mismo de vuelta. Yo, qué venia de esa costumbre después de llevar un año viviendo en este país ya, pues la tenia muy interiorizada. Con lo que aprender a no contestar esta reverencia fue bastante difícil. Y esto nos hizo vivir situaciones de yo hacerle reverencias a personas que no debía, por ejemplo, gente del pueblo cuando nos daban comida o a los novicios cuando me la hacían ellos a mi y yo contestaba con otra, y ambos grupos quedarse mirándome como ¿qué haces? …imaginaos es como si el Rey de España viene y se arrodilla delante nuestro, esto por protocolo no tiene sentido…Por poner un ejemplo para que se entienda cuanto importante es esto, el rey de Tailandia, tiene que hacer una reverencia a los monjes si se encuentra con ellos, ya que estos son más importantes socialmente en la jerarquía Tailandesa. ¿En este caso a mi, si hubiese venido a este acto…Os imagináis? 

Pero bueno, son de esas cosas que aceptas como “otra cultura”. Aún así, a mí me parece precioso mostrarles mi respeto a todas y cada unas de las personas de este mundo y expresarlo. Seguramente este y el tema de las mujeres en el budismo, era las dos cosas que más controversia me creaban y chocaban en mi persona, pero ese es otro tema…

La ceremonia del funeral duraría un total de siete días. Donde la gente del pueblo, novicios y monjes asistirían a ella. 

Llegando al final de este texto, el tercer día después de haber hecho cada día diversas ceremonias, y dando tiempo a que toda la familia pudiera llegar, se hizo la quema del cuerpo lo cual fue otro momento muy impactante, cuando ves el fuego devorar el altar y el cuerpo de la persona se te estremece todo el cuerpo…

Como anécdota, en muchas ocasiones se suele recoger los huesos que no se han quemado al 100% y se suelen llevar a un templo (imaginaos un dedo o cualquier otro hueso). Esto lo podréis ver en los templos si os fijáis. No son tumbas grandes si no muy pequeñitas ya que solo tienen una parte del cuerpo, pero se entierra como lo hacemos nosotros en el cristianismo dentro de las iglesias. 

Cabe decir, que no todos los funerales son iguales, pero si la parte del crematorio. En los siguientes días, pude asistir a varios de ellos, ya que es un honor para las familias que los monjes asistan a los mismos. Y todos ellos fueron muy emotivos y especiales. Cada uno con sus formas ya que aquí en gran medida se ve cuanto “pudiente” es la familia que realiza la ceremonia. 

Espero que os haya podido transportar a este lugar y a esta experiencia que esta sin duda en mi top 3 de experiencias más heavies jamás vividas. Siento la extensión del texto, pero creía importante nombrar cada una de estas cosas. Creo que podría escribir un libro solo de estos 7 días, así que “corto” lo he hecho. 

Por ti campeón, vida eterna. 

Namaste

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