Un abuelo contando historias, el ego espiritual

Como dicen much@s de los influencers que sigo desde que he decidido volverme un millenial hoy digo “perdonar, pero no tenia mis energías equilibradas, estaba unbalance y he decidido no publicar nada en los últimos días”. 

En parte, lo digo como una coña porque cuando los leía me hacia mucha gracia oírlos/leerles decir esto, pero hoy he entendido con una frase del gran Antonio Machado parte de su significado que dice así … “Se desprecia lo que no se llega a comprender”.

Pues bien, seguramente he llegado a comprender una vez he iniciado este camino de la exposición pública el que es sentirse fuera de tus energías, y como si de verdad puede no apetecerte exponerte un día mas, o quizá visto desde otro punto de vista, hay que pensar que estas haciendo y su intención, la real…

Llevo unos días reflexionando sobre un hecho que me ha removido bastante, y es que desde que empecé este proyecto, varias personas me han hecho comentarios de querer hablar conmigo y compartir sobre mi experiencia, lo cual, sin dudarlo en ningún momento, me ha alegrado muchísimo.  Pero a su vez, algunas de estas personas, me han transmitido como su miedo, o su vergüenza a ello. Además, cabe destacar, que han sido gente muy cercana a mi. 

¿Desde cuando a alguien le ha dado vergüenza hablar conmigo? Si yo, tengo de todo menos de eso y todo mi alrededor sabe que hablo hasta con las paredes y que creo nunca haberle negado una conversación a nadie.

Así que esto me hizo querer ir al fondo de la cuestión, y de ahí salieron algunas reflexiones interesantes, las cuales quiero compartir, ya que temo estar pecando de ellas. 

En ese mismo instante, me vino a la cabeza una de las sesiones que tuve con mi psicóloga, Cris Bolívar. Ella me dijo una cosa que “Iba/podía” suceder pero que son esas cosas que te la tomas tipo…  ¡Bah ¡yo en eso no voy a caer. El caso es que cuando empecé mi curso de Instructor de Yoga se lo dije, en una de las sesiones en las que estábamos trabajando el desapego del ego y del “yo”. Y ella muy sabiamente, me dijo… 

“…ostras esto del Yoga, esta genial te irá súper bien, crecerás mucho como persona, y te va ayudar a conocerte y conectar contigo mismo de una forma increíble, y bueno, luego ya cuando acabes … posiblemente habrá que volver a mirar ese ego, ya que “puede aparecer” el “Ego Espiritual” y habrá que volver a centrarse” 

Esta fue una frase que me extraño mucho oír, y yo incrédulo, le pregunte… ¿y esto del ego espiritual, que es? Ella me contesto. Pues básicamente “es el pensar que el resto de gente no esta conectada como tu piensas que tu lo estas. Para que se entienda, pongo un ejemplo, las personas que son vegetarianas y juzgan a las que no lo son. O las que hacen yoga en frente a las que “no se cuidan” etc. Es decir, personas que han hecho un trabajo interno en algún aspecto e inconscientemente vuelven a apegarse a su ego para “estar por encima de” pero desde otro lugar (quizá más sano que el anterior) pero desde su ego igual. En este caso desde la espiritualidad, o desde el comer sano, el estar conectado, o el hacer yoga cada día o cualquiera que sea esa nueva posición de esa persona”.

Y en esto, he estado pensando en estos últimos días, estoy cayendo ya, en ese ego espiritual, ¿y estoy proyectando esta imagen de soberbia de nuevo? De cool, y de guayón, ¿y eso de nuevo hace que la gente no se atreva a acercarse? Porque si fuera así, este proyecto que me he aventurado hacer, no tenia para nada la intención de pasar por encima de nada ni de nadie, ni de pretender que yo he vivido cosas que tu no y de vacilar de ellas. Ni muchísimo menos. 

Así que he decidido hacer este post, como reflexión, y también para poner las cartas encima de la mesa, para ti que me estas leyendo y para mi que lo estoy escribiendo, y para que nadie se confunda. Yo… sigo perdido igual que antes de cuando inicie este camino, y diría que mucho más, yo no se nada, y no tengo posiblemente nada o poco que enseñar a nadie en esta vida o dicho de una manera más positiva, tengo lo mismo que enseñar que cualquier otra persona.  Y destaco, que este proyecto iba de poder ordenar unas historias del abuelo de 34 años que sale en la foto, que me apetecía contar y sobretodo compartir, con mi familia y amigos en especial, la cual suele saber poco de lo que hago.  Y si se podía, porque no, de ayudar a descubrir nuevas cosas que yo he vivido en primera persona a gente que no ha tenido esta oportunidad. Pero lo que tengo claro, es que mi intención no fue, hacer sentir mal a nadie, ni alejar a nadie, ni menospreciar el viaje que cada uno de nosotros estamos haciendo a nuestro interior, con todos nuestros obstáculos los cuales solo uno los sabe y el cual cada uno hace como puede, sabe o se lo permiten/permite. 

Por ello, por favor, no leáis las palabras de este proyecto como soberbia, o vacile, ya que esa no es la intención, y es precisamente el porque de mi viaje espiritual, porque si de algo me he dado cuenta es que ese sentimiento de superioridad en el que vivía y ese egocentrismo me separaba de la gente y de mi mismo. Y mucho menos, cuando leáis esto, miréis a una persona lejana, todo lo contrario, más cercana que nunca. 

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